Segundo Dolor: La huida a Egipto
Meditando con detenimiento el texto bíblico que refiere el segundo dolor, comprobamos que la actitud que mueve el actuar de María y de José en su marchar a Egipto no es la actitud temerosa de quien se esconde intentando escapar de la realidad, sino la actitud valiente de quien afronta con decisión y prontitud las dificultades del momento.
Aunque la piadosa tradición ha enunciado este dolor con la palabra huida, el contexto bíblico-espiritual nos invita a descubrir en María la actitud valiente del emigrante y peregrino que, por amor a los suyos, es capaz de dejar casa, trabajo, comodidades y seguridades para protegerles de un presente amenazador o para procurarles un mañana mejor.
Y es precisamente esa actitud de María la que constituye la gran lección de amor de este segundo dolor, que quiere enseñarnos a afrontar las dificultades. Con su precipitado y valiente viaje a Egipto, María nos testimonia, pues, en primer lugar la fortaleza que se necesita para asumir cada día la renuncia a los propios quereres y pensares como imprescindible camino para celebrar la pascua del amor.
Meditando con detenimiento el texto bíblico que refiere el segundo dolor, comprobamos que la actitud que mueve el actuar de María y de José en su marchar a Egipto no es la actitud temerosa de quien se esconde intentando escapar de la realidad, sino la actitud valiente de quien afronta con decisión y prontitud las dificultades del momento.
Aunque la piadosa tradición ha enunciado este dolor con la palabra huida, el contexto bíblico-espiritual nos invita a descubrir en María la actitud valiente del emigrante y peregrino que, por amor a los suyos, es capaz de dejar casa, trabajo, comodidades y seguridades para protegerles de un presente amenazador o para procurarles un mañana mejor.
Y es precisamente esa actitud de María la que constituye la gran lección de amor de este segundo dolor, que quiere enseñarnos a afrontar las dificultades. Con su precipitado y valiente viaje a Egipto, María nos testimonia, pues, en primer lugar la fortaleza que se necesita para asumir cada día la renuncia a los propios quereres y pensares como imprescindible camino para celebrar la pascua del amor.