sábado, 1 de septiembre de 2012

Director espiritual: CREER ES PROFUNDAMENTE HUMANO

Tras el paréntesis del verano y la vuelta a la vida habitual, este curso 2012-13, para los cristianos, viene con una efeméride muy importante, cual fue la solemne inauguración del Concilio Vaticano II, en octubre de 1962, que previamente había convocado Juan XXIII, el llamado popularmente "El Papa bueno". Aquel evento se vivió con profunda emoción y grandes expectativas, aunque luego su puesta en práctica fuera no pocas veces malinterpretada.

El Papa Benedicto, con motivo de conmemorar el 50º aniversario de semejante acontecimiento, convoca a toda la Iglesia a vivir "El Año de la Fe", ya que según sus palabras si "el Concilio fue un gran don del Espíritu para todos los cristianos de entonces no menos lo es para los del siglo XXI". En efecto dice que "sus frutos, más allá de los cambios rituales que supuso en la liturgia y en el modo de relacionarse los cristianos con el mundo, invitó encarecidamente a todos a vivir de fe, dejándose llevar totalmente por el Espíritu de Cristo, que es quien realmente nos transforma en criaturas nuevas".

El Papa, desde su papel de vigía y animador de todo el pueblo cristiano, advierte que para desempeñar mejor la misión que nos encomendó el Señor, hemos de cultivar más nuestra fe cristiana ya que "sin fe es imposible agradar a Dios" ni es posible convencer al mundo de que Jesucristo es el único Salvador del mundo.

Por eso creo que nuestra Hermandad, insertada profundamente en la vida de la Iglesia a través de la comunidad parroquial de S. José Obrero y S. Francisco de Paula, no puede permanecer ajena a este reclamo que lanza el Papa a todos los fieles. Así que si de verdad queremos que nuestra Hermandad responda a su auténtica razón de ser, salvando así su propia naturaleza, hará bien ya desde el comienzo del curso, en abrirse con sencillez y sinceridad a revisar a fondo cómo viven hoy sus miembros su vida de fe.

Con tal motivo me planteo y os propongo las siguientes preguntas para vuestra revisión de vida, y que más adelante las podamos poner en común: ¿Cómo vivo yo mi fe en Dios, Creador y Padre de todo lo que existe? Mi fe en Cristo, ¿implica mi vida entera? ¿Estoy convencido de que ser cristiano es vivir dándose a los demás? Un fraternal saludo.

P. fray Abilio León OM
Director espiritual y Párroco
Septiembre 2012