martes, 29 de marzo de 2011

Crónica del piadoso Vía Crucis presidido por el Señor de la Caridad

Una nueva Cuaresma era el marco en el que nuestra Hermandad, junto a toda la comunidad parroquial de San José Obrero y San Francisco de Paula, volvía a celebrar el piadoso Vía Crucis presidido por la bendita imagen de Nuestro Padre Jesús de la Caridad.

Tras ser recientemente expuesto en devoto Besamanos, El Señor de la Caridad se presentaba ahora desprovisto de la Cruz y maniatado, luciendo las nuevas potencias que poco antes donara un devoto hermano.

En la tarde del día 26 de marzo, el Señor aguardaba en sus andas, sobre un exquisito monte de hiedra y armoniosa profusión de variadas flores, como clavel, rosa, azahar, orquídea o cardo.

En el Templo se organizaba el cortejo, y tras la oración inicial de Fray Víctor García OM se abrían sus puertas a las siete de la tarde.






Una a una, dirigidas por nuestro director espiritual y párroco, se sucedían las lecturas de las Estaciones del Vía Crucis y las certeras reflexiones preparadas por nuestra Promotora Sacramental. Cada estación estuvo dedicada a una intención en especial, siendo la general del acto dedicada a las personas y familias que sufren los rigores de la crisis y el desempleo.

Los cantos del pueblo se turnaban con las piezas interpretadas por la Capilla Musical del Santísimo Cristo del Perdón y Caridad, de la querida Hermandad de Ntra. Sra. de la Candelaria Madre de Dios.

Mientras, el Señor de la Caridad no caminaba solo. Era acompañado por numerosos hermanos y fieles que, tanto detrás de sus andas como tras la Cruz Parroquial que abría paso, portaban velas de promesa, luz fervorosa que aunque el soplo del viento en ocasiones apagara, prendida continuaría en los corazones.

El Cuerpo de Acólitos de la Hermandad precedía a los servidores que, ataviados con librea, portaban sendos faroles de mano. Y tras ellos, las andas con la bendita imagen, llevada a hombros por hombres y mujeres, jóvenes y mayores, en comunión bajo la divina carga por el camino hacia la redención.





Este día contábamos con la compañía de nuestro Delegado del Consejo General de HH. y CC. D. Miguel Martínez García, así como una representación de la querida hermandad del Sagrado Decreto encabezada por su Hermano Mayor D. Félix Lerma Gallego. Todos ellos participaron del piadoso acto, portando al Señor y realizando alguna de las lecturas.

Como en años anteriores, y al igual que en el Rosario de la Aurora presidido por Nuestra Señora de los Dolores cada primer domingo de octubre, nuestro Prioste Primero D. José Antonio Ramírez Cervetto era el encargado de dirigir el caminar de las andas con la bendita imagen.



A la hora prevista, en torno a las nueve y cuarto de la noche, el cortejo regresaba a la Iglesia Parroquial, donde culminaría el acto con la última estación y una oración final. Aún quedaría tiempo para estar un poco más junto al Señor de la Caridad.




Posteriormente, tuvo lugar la acostumbrada convivencia en el recinto parroquial, cuya recaudación en el ambigú iría destinada al paso de palio de nuestra Madre de los Dolores.

Desde aquí, felicitamos a todos los hermanos y devotos que acompañaron una vez más al Señor de la Caridad, en este inolvidable día en el que nos renovamos interiormente, oramos por nuestras intenciones particulares y dimos público testimonio de nuestra fe por las calles de San José Obrero.


Que el Señor de la Caridad prodigue entre nosotros la práctica de su advocación, y que la santísima Madre de los Dolores interceda ante Él por todos los necesitados, por todos los enfermos, por todos los que padecen, por todos los hermanos. Así sea.

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Fotografías: M. Martín V.