lunes, 8 de septiembre de 2008

Los Siete Dolores de Nuestra Señora

El Gran amor mariano de nuestra Hermandad y Comunidad Parroquial es la Virgen de los Dolores, Ella que, según decía “al pie de la cruz nos ha demostrado ser más Madre”. Dolorosa, si, pero madre, madre amorosa, obediente al Padre, sufriendo con el Hijo y con los hijos. Ahí va el gran misterio de la fe y el amor de María. Ofrecemos con cada dolor una reflexión y un texto bíblico, esperando que nos ayude a dirigirnos con fe filial a la Madre que intercede por sus hijos ante el Hijo.

1º DOLOR: PROFECÍA DEL ANCIANO SIMEON

Este primer dolor resalta la aceptación y cumplimiento de la voluntad de Dios. Se destaca en el, de manera particular, la obediencia y oblación de María al plan salvífico de Dios que tiene su expresión culminante en el “fiat” de la Anunciación. La Virgen que por amor se había consagrado totalmente cual esclava del Señor a la persona y obra de su Hijo, acepta serena la dolorosa profecía de Simeón, pues comprende que con su sacrificio unido al de Cristo coopera eficazmente a que su Hijo sea “luz para alumbrar a las naciones”.

PALABRA

Simeón les bendijo y dijo a María su Madre: “Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel y para ser señal de contradicción, ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! A fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones”. (Lc. 2,34-35)

Dios te salve María....

2º DOLOR: LA HUIDA A EGIPTO


Meditando con detenimiento el texto bíblico, comprobamos que la actitud que subyace en María y José no es la actitud temerosa de quien escapa y se esconde de la realidad, sino la actitud valiente y decidida de quien afronta con decisión y prontitud las dificultades del momento. Esta actitud nos anima a “desafiar los despeñaderos y precipicios en que muchas veces nos habremos de poner para salvar a la oveja perdida”.

PALABRA

“Después de que los Magos se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle”. El se levantó, tomo de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto. Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: “De Egipto llamé a mi hijo”. (Mt. 2,13-15)

Dios te salve María....

3º DOLOR: PERDIDA DEL NIÑO JESÚS

El corazón de María fue por su “SI” a Dios, un corazón crucificado. Dio un “SI” incondicional al todo otro que no comprendía, pero aceptaba en la fe. ¿Por qué nos has hecho esto? La fe es una renuncia a la mentalidad y normas de vida ordinarias para entrar en lo desconocido. Virgen – Madre, Reina – Esclava, Mujer – Madre de Dios, Alegría – Pasión... María es una unión dolorosa de términos opuestos, lo que es imposible sin dolor. El “SI” de María fue constante y progresivo al misterio que ante ella se abría y se ocultaba.Entre Jesús y María se daba la máxima proximidad y distancia. Esta hace que la fe de María sea mayor y más difícil que la nuestra. Ella pertenece a nuestra raza de peregrinos que tantas veces no comprendemos. “¿No sabíais que yo debía ocuparme de las cosas de mi Padre?”María está cercana a nosotros en todo, hasta en el dolor de nuestra fe; pero guardaba estas cosas en su corazón.

PALABRA

“Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y cuando terminó se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían, quedaban atónitos asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo se sorprendieron y le dijo su madre: Hijo, ¿Por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. El les contestó: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía ocuparme de las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. El bajo con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. (Lc.2,41-51)

Dios te salve María...

4º DOLOR: MARÍA ENCUENTRA A JESÚS CON LA CRUZ

“En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerzas en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo, por un hombre de bien tal vez se atreviera uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Rm.5,6-8).
La calle de la amargura no se concibe fácilmente sin la silueta de la Virgen Dolorosa, la madre del ajusticiado, pero también la Madre del redentor, del Apóstol de los apóstoles, del primer sacerdote.
Allí María vivió la radical impotencia de quien no puede hacer nada por salvar a un inocente, que es además su hijo, porque no puede oponerse a lo adorablemente dispuesto por el padre. “Como están los ojos de los esclavos, fijos en las manos de sus señores, así están mis ojos en el Señor” (Sal.123,2)

PALABRA

“ Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y lamentaban por el. Jesús volviéndose a ellas, dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi; llorad por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegaran días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no criaron! Entonces se pondrán a decir los montes:¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas:¡Cubridnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿Qué harán?” (Lc.23,27-31)

Dios te salve maría...

5º DOLOR: MARÍA AL PÍE DE LA CRUZ

Es necesario el total desprendimiento del hijo para que María empiece a realizar el misterio de su maternidad universal sobre la Iglesia. Lo manifiesta Jesús sobre la cruz: ”Mujer aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre” (Jn.19,26-27). ¡Que misteriosa fecundidad la del sufrimiento asumido en el amor! ¿Y que maravilloso intercambio! No era una simple sustitución, sino una profunda asunción y una real incorporación: por el misterio de la cruz, comenzábamos a ser hijos en el Hijo.María al píe de la cruz: nos conmueve su serenidad y su fortaleza, nos hace bien su entera oblación al Padre, su inmolación silenciosa, la plenitud de su “fiat” y de su “magnificat” recitados con clara y generosa conciencia. Nos abre a la esperanza la delicada invitación de su Hijo: “Aquí tienes a tu madre”.

PALABRA

“Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. Jesús viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la acogió en su casa” (Jn.19,25-27)

Dios te salve María...


6º DOLOR: RECIBE EN BRAZOS AL HIJO DIFUNTO

Posiblemente ha sido el gran artista del Renacimiento Miguel Ángel el que mejor ha recogido el sentir unánime de la tradición de la famosa Piedad. En ella aparece María con lágrimas en los ojos pero con una serena expresión ausente de amargura, recibiendo tiernamente en su regazo el cuerpo de Jesús, mientras con sus brazos, al tiempo que acurruca al hijo muerto, parece mantener abierto el abrazo de bienvenida para los otros hijos que aun quedan por llegar.

PALABRA

“Había un hombre llamado José, miembro del consejo, hombre bueno y justo, que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el reino de Dios. Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús y después de descolgarlo lo envolvió en una sabana” (Lc.23,50-53)

Dios te salve María...


7º DOLOR: SEPULTURA DE JESÚS Y SOLEDAD DE MARÍA

Es en estos momentos cuando la Virgen “que mantuvo fielmente la unión con su hijo hasta la cruz” se siente unida de manera especial con el Padre por la fe y la esperanza perpetua, la unión viva con su hijo mas allá de las fronteras de la muerte. Desde esta perspectiva, el séptimo Dolor es el dolor de la Pascua anticipada de la absoluta confianza en que contra toda humana esperanza, las cosas pueden cambiar.

PALABRA

“Las mujeres que habían venido con El desde Galilea, fueron detrás y vieron el sepulcro y como era colocado su cuerpo. Y regresando, prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron según el precepto” (Lc.23, 55-56)

Dios te salve María...



VIRGEN DOLOROSA

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