viernes, 21 de marzo de 2008

Viernes Santo: La Pasión del Señor

Si hoy estamos aquí, intentando vivir como cristianos, es porque Él un día subió a la cruz. Estamos aquí porque Él se ha dejado clavar por amor a todos los hombres, por amor a cada uno de nosotros. Con los clavos intentaron detenerlo para siempre: ¡Qué todo acabe en la cruz! Estaba abandonado, triturado, despreciado por todos los hombres... su vida parecía haber fracasado. Pero su amor convirtió la cruz en un camino sin fin, en un camino de vida y de salvación que todos estamos llamados a experimentar.

Por eso, el Viernes Santo es un día para acompañar a Dios en su día de vacío y silencio. No es un día para compadecernos de Él ni sentir lástima, es un día para transformar, para convertir la oscuridad en acción de gracias porque nos amó tanto que se entregó hasta el final. Porque de su cruz y su muerte hemos nacido de una nueva vida: “NACIDOS DE LA CRUZ”. Por eso le pedimos que nos enseñe a caminar POR la cruz y CON la cruz, conscientes de que solo EN ella y CON ella encontraremos su gran misericordia.