Como bien leyó antes de iniciar
la Eucaristía del primer dia de triduo, la imagen de San José Obrero fue
adaptada a la iconografía de “Obrero” despojándolo del Niño Jesús, a día de hoy
aún desaparecido, en los talleres de la casa salesiana en donde uno de aquellos
escultores, aprendices por aquel entonces, realizó un molde reproduciendo la faz
del bendito carpintero que allí se encontraba restaurándose para ser
entronizado en nuestra Parroquia.
Los avatares del destino y la
providencia de Dios quisieron que nuestro predicador conociera al escultor, el
cual regaló ese molde que fue a parar a su madre, María Sánchez vecina muy
cercana a nuestra Parroquia y devota de San José Obrero, tanto que lo llamaba
como apelativo cariñoso “Joselito”, caminando tras de él en todas las
procesiones y encomendándose en sus momentos más difíciles hasta su muerte.
A buen seguro, María que ya goza
de la vida eterna encontró en la réplica del rostro de San José Obrero la
serenidad y el amparo que “Con corazón de Padre” el bendito carpintero reparte
a todo aquel que le dedica una oración, viendo en ella al mismo al que le
rezaba todos los días en la Parroquia de su barrio.
Agradecemos desde estas líneas al
P. Manuel Sánchez Sánchez por parte de nuestra Hermandad que jamás podrá
recompensar esta donación tanto artística como sentimental, sirviendo como bien
decía Manuel “Guardar la memoria de todos aquellos que llegaron a este barrio
para construir este pequeño trocito de Sevilla y que – junto con San José-
hicieron hogar este –entonces tan alejado- rincón de la ciudad."
Que San José, en este su Año
Jubilar bendiga y proteja siempre al que ha sido y será por siempre un obrero a
la sombra del carpintero nuestro querido D. Manuel Sánchez.
Fotografías: F. Sánchez V.