jueves, 1 de diciembre de 2011

Hermano Mayor

Queridos Hermanos:

A lo largo de la vida, se nos regala la presencia de un ser especial al que tenemos la suerte de conocer, una persona cuya sola presencia nos irradia seguridad para acometer todos los proyectos que nos planteemos en nuestra vida. Una de esas personas es el Padre Víctor García. Alguien que con su carisma llegó a la parroquia de San José Obrero y supo trabajar la viña, para sacar de nosotros todo lo mejor. No hay palabras para expresar lo que él ha significado para tantas y tantas personas.

Padre Victor: Tenías un don innato para sacarle una sonrisa a cualquiera que se acercara por el despacho parroquial o encontraras por las calles del barrio.

Recuerdo que a los novios que venían a preguntar que había que hacer para casarse, les respondías irónica y ocurrentemente que no lo hicieran, con la correspondiente cara de circunstancia que te ponían al oír aquello, o cuando le buscabas trabajo a la gente y les decías a ellas" ¡tú de monja!" y a ellos "¡tú de fraile!", y acababas rápido con el paro. Recuerdo cuando me decías "¡vamos a tomar un vino!", siempre corriendo para poder darle una vuelta a los espagueti que habías cocinado, o cuando nuestra Parroquia se vestía de gala para alguna fiesta litúrgica o procesión, tú siempre rezumabas alegría y satisfacción, te sentías orgulloso cuando la veías llena, e incluso hasta en las previas nos sorprendías con el grito de “¡Hala Madrid!”; eso era señal de que estabas alegre. No puedo olvidar tampoco las reprimendas que dabas alguna vez, siempre concisas y en su justo momento, y que sólo quedaban en eso, en reprimendas.

Eras una persona valiente y perseverante, llena de sueños y proyectos para tu parroquia: muchas las vistes cumplidas, otras no, y algunas se quedaron a muy poquito para que pudieras verlas. La verdad, no me preocupa, pues seguro las verás algún día, desde las alturas. Desde estas líneas y quizás a destiempo, quiero darte las gracias por cuanto apoyaste a nuestra hermandad, por cómo la integraste en la comunidad parroquial, por cuánto luchaste para que creciera, por cómo fuiste siempre nuestra brújula, nuestro bastón y punto de apoyo.

Queridos hermanos: le echaremos de menos, pero recordad algo que él nos decía en momentos difíciles, cuando perdíamos a alguien muy querido: "las flores se marchitan, las lágrimas se evaporan, tan sólo nos quedan las oraciones". Tomemos todo lo bueno que él sembró en nosotros, todas sus enseñanzas, y sigamos trabajando por y para nuestra hermandad. Podemos presumir y sentirnos orgullosos de haber convivido con un ser irrepetible en muchos aspectos, a nuestro director espiritual y párroco.

Gracias Padre Víctor, por habernos dado la oportunidad de compartir cada momento en el cual nos enseñaste lo valiosa que es la amistad.

Sin mas me despido de vosotros hermanos con su celebre frase: "¡Feliz Navidad, y que seáis felices!".

Rafael Ramírez Cervetto
Hermano Mayor

Diciembre 2011