miércoles, 2 de noviembre de 2011

Evangelio 02-11-2011

Conmemoración de los Todos los Fieles Difuntos
(2 de noviembre de 2011)

(Juan 14, 1-6)

En aquel tiempo, Dijo Jesús a sus discípulos:

"No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
Y adonde yo voy sabéis el camino."

Le dice Tomás: "Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?"

Le dice Jesús: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí."

Palabra del Señor.


Ayer día 1 de noviembre celebrábamos la Solemnidad de Todos los Santos, recordando a esas personas sencillas no conocidas, sin notoriedad entre nosotros, muchos de ellos serán amigos nuestros y familiares, que ya están contemplando la luz del rostro de Dios. Son hermanos nuestros que supieron trazar su vida sirviendo a Dios y a sus semejantes, y que ya viven eternamente felices.

El origen de esta fiesta es muy antiguo y se relaciona con la dedicación, a Santa María la Virgen, del Panteón de mártires en Roma. Por eso, debe ser una celebración de alegría y gozo, pensando que un día nosotros acompañaremos a quienes ya disfrutan de la Gloria de Dios.

El Día de Todos los Fieles Difuntos, por los cuatro costados de nuestra persona, debiera de salir una acción de gracias a Dios: gracias, Señor, por la vida; por la oportunidad que nos diste para amarlos, para cuidarlos y por los años que compartieron sus pensamientos, palabras y existencia con nosotros. Y también, por qué no reconocerlo: perdón, Señor, porque en algunos momentos no estuvimos a la altura; porque es más fácil y menos comprometido, visitar a un fallecido que ayudarle en vida. Señor, perdón por las veces en las que significaron poco o nos cansamos de amarles como Tú nos amas.

Hay que vivir, esta festividad, mirando por la ventana de la Esperanza: viven en el Señor, aguardan la Resurrección, la muerte no es el final.