martes, 20 de septiembre de 2011

Bendecido el repostero para el exterior del techo de palio

Uno de los nuevos enseres que fue presentado y bendecido al término de la Eucaristía del pasado día quince de septiembre es el repostero del sobre-techo de palio pintado sobre damasco azul, realizado bajo el diseño de n.h.d. Federico Carrasco Linares y de Daniel Manzano Pinto, con la colaboración de Cristina Rodríguez González y de David Fernández Sánchez.

En su parte central representa dos aros solares concéntricos que rodean un corazón traspasado por siete puñales, corona sobre orla, y bajo ella el lema "MATER DOLOROSA". Completa la obra un cielo de estrellas dispuestas simétricamente, y remates en las esquinas y el borde del conjunto.




Gracias a todos ellos por esta pieza realizada con tanto cariño y devoción a nuestra bendita Madre de los Dolores. Que Ella los guarde y los colme de parabienes.

Fotografías: M. Martín V.



Palabras de Federico Carrasco Linares en la presentación:

Parecía que no llegaba, parecía que era un sueño imposible y se ha hecho realidad: un cielo para un palio sevillano, un cielo para Ti Dolores.

Con estas palabras te queremos ofrecer nuestro amor con este trabajo realizado; un trabajo que en estos meses ha supuesto una dura tarea de diseño y ejecución, además de ser la primera obra de estas características que realizamos. Bien sabes, Virgen de los Dolores, la dedicación y el cariño que hemos puesto en esta ofrenda que hoy venimos a entregarte.

Un trabajo inspirado en su parte central en el altar de plata obra de Juan Laureano de Pina de la Catedral de Sevilla y otras piezas de bordado que forman parte de la colección catedralicia. Podréis apreciar con más tranquilidad que la parte central de la guardilla hay un detalle característico de la hermandad: una azucena con un pequeño motivo que corresponde al diseño de la túnica que cada año luce en el Vía crucis tu Hijo, el Señor de la Caridad, las azucenas que también representan la castidad del que fue tú esposo José.

Este trabajo ha sido posible gracias a la unión de cuatros amigos que desde un primer momento sumaron sus capacidades para hacer posible un sueño que pensábamos que no podíamos llegar a realizar pero poco a poco ha visto la luz y ha quedado concluido. Quisiera agradecer en primer lugar a Dani, David, y a Cristina la ardua tarea de hacer este repostero. Sin ellos y sin su ayuda no podría haber salido esta magnífica obra.

También quisiera agradecer a la hermandad de San José Obrero el haber aceptado esta donación para enriquecer el paso de la Santísima Virgen. Vuestro cariño y la maravillosa acogida que me habéis dado en vuestra familia obrera, quedan agradecidos una vez más en este repostero. Y también gracias a Ti, Dolores; si a Ti, Dolores, porque este trabajo es más bien como un cielo, un cielo a nuestra medida y salido de nuestras manos. Un cielo que ofrezco a la memoria de un ser querido, que llevaba tu nombre, Dolores.

Ella ha sido parte fundamental en mi vida, ha sido como una madre desde los meses de mi nacimiento hasta la hora en que ha ido a la Casa del Padre. Hace un año, mientras toda la Iglesia celebraba la Resurrección del Señor, entre sonidos de hermandades que regresaban a su templo, estaba yo a tus pies implorando que la ayudaras entre lágrimas. Ese día empezó un año en el que vi a la que fue mi madre poco a poco apagándose; como se apaga una vela de la candelería de tu paso de palio, un año que concluyó de repente, sin que me diera tiempo a despedirme como se podía despedir un hijo, por eso sé, Dolores, que cuando bajes mañana para recibir esos besos que tus hermanos y devotos te profesan, el beso que te daré en tus manos será como los besos que yo siempre le daba día a día a mi tía, a la que fue mi madre, y con tu nombre me recordarás siempre a Ella.

Por eso ese cielo que te presento es como el cielo que yo aquí, desde este mundo, imagino como el lugar en el que Tú y Ella estáis, un cielo de estrellas, un cielo donde la amparas con tu manto protector, un cielo donde el corazón y el amor están todos los días de nuestra vida, un cielo desde donde, estando contigo, nos mirará y cuidará día tras día.

Así es el cielo, Dolores, donde quisiera volver a encontrarme con mi tía, donde poder revivir cada uno de esos días de los treinta y dos años que he pasado con ella. Un cielo así, pero mucho más hermoso, es el que sueño para compartirlo, para contemplarte después de esta vida de tristezas. Un cielo en el que tú misma, Madre de los Dolores, das luz a las estrellas para alumbrarnos eternamente, y allí mi tía y yo gocemos de tu presencia. Antes de ese cielo, toma el cielo que en la tierra he venido a regalarte.