En este Tiempo Ordinario recientemente iniciado, cuando el Espíritu Santo ha descendido ya sobre nosotros en el día de Pentecostés, y prestos ya a celebrar los próximos cultos en honor a Jesús Sacramentado, la bendita imagen de Nuestra Señora de los Dolores se nos muestra con una luminosa belleza.
Nuestra Madre viste manto de damasco blanco, saya bordada de tisú del mismo color y tocado en seda brocada. Además de su corona, porta la Cruz pectoral regalada antaño por el Colegio San Juan Bosco.
Es justo felicitar tanto la labor de nuestra Priostía como la de nuestro querido Antonio Bejarano, vestidor de la Santísima Virgen, y agradecer sus atenciones para con Ella.
Nuestra Madre viste manto de damasco blanco, saya bordada de tisú del mismo color y tocado en seda brocada. Además de su corona, porta la Cruz pectoral regalada antaño por el Colegio San Juan Bosco.
Es justo felicitar tanto la labor de nuestra Priostía como la de nuestro querido Antonio Bejarano, vestidor de la Santísima Virgen, y agradecer sus atenciones para con Ella.
También la bendita imagen de Nuestro Padre Jesús de la Caridad presenta el aspecto acostumbrado en estas fechas del año, vistiendo la túnica en terciopelo marfil, con la novedad esta vez de que porta el personalísimo juego de potencias que le fue donado en la pasada Cuaresma por un devoto hermano.
Para ver la galería completa Fotografías: M. Martín V.
