La Navidad ha pasado, entre reyes, beduinos, pajes y mercaderes. Entre frío o lluvia, angustia y soledad, y vuelves a ser Hombre entre nosotros, de nuevo vas a tu calvario, como reo de muerte.
Señor de la Caridad, una vez más me postro ante ti para ser como tú, Nazareno. Escalofríos y lágrimas al intuir tu espalda lacerada, irresistible miedo, volverá tu agonía cuando subas de nuevo a tu calvario.
Hacia el Gólgota vas caminando, y yo frente a ti, te rezo:
Dale salud a la abuelita que está asomada a su balcón, que te vea pasar una vez más. A la madre que tiene a su hijo en su regazo, dale amor para criarlo. A los que te siguen, entre ruegos y plegarias, dales Señor el pan de cada día. Y a los que te ayudan en tu caminar, dales salud y fuerzas para soportar también tu pesada cruz. Reparte caridad en cada calle y esquina y líbranos de todo mal.
Al cruzar mi mirada con la tuya, pienso en cuanto sufriste por nosotros, por Caridad.
Señor de la Caridad, una vez más me postro ante ti para ser como tú, Nazareno. Escalofríos y lágrimas al intuir tu espalda lacerada, irresistible miedo, volverá tu agonía cuando subas de nuevo a tu calvario.
Hacia el Gólgota vas caminando, y yo frente a ti, te rezo:
Dale salud a la abuelita que está asomada a su balcón, que te vea pasar una vez más. A la madre que tiene a su hijo en su regazo, dale amor para criarlo. A los que te siguen, entre ruegos y plegarias, dales Señor el pan de cada día. Y a los que te ayudan en tu caminar, dales salud y fuerzas para soportar también tu pesada cruz. Reparte caridad en cada calle y esquina y líbranos de todo mal.
Al cruzar mi mirada con la tuya, pienso en cuanto sufriste por nosotros, por Caridad.
José Antonio Ramírez Cervetto