miércoles, 2 de marzo de 2011

Madre de los Dolores, he aquí tus hijos

La bendita imagen de Nuestra Señora de los Dolores luce ya en estos días el característico atuendo de mujer hebrea.

En esta bendita y mariana tierra, aun sabedores de que la auténtica belleza de la Madre de Dios y Madre nuestra reside y emana de su interior, no podemos más que embelesarnos al contemplar la belleza que iradia nuestra titular.



Ella está ahí, siempre, presidiendo el Altar de nuestra Iglesia Parroquial, recibiendo nuestras oraciones y ruegos, nuestras gracias, nuestras alegrías... nuestras tristezas. Ella es testigo de cuanto ponemos en sus delicadas manos.

Siempre, y de manera ciertamente especial en estos días, cuando nuestra mirada se cruza con la suya, o siquiera bastando estar en su presencia, advertimos no sólo su belleza externa sino, además, la que nace de su interior.



La Santísima Virgen nos anuncia ya que pronto llegará un nuevo tiempo de reflexión, de conversión, de reconciliación, de preparación de nuestro espíritu para rememorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, el cual la tuvo a Ella como primer Sagrario.

Y a Ella pedimos que nos enseñe el camino, nos guíe, nos aliente en nuestras debilidades y nos proteja de las piedras que encontrasen nuestros pasos.

Bendita Madre de los Dolores, ruega por nosotros.




Fotografías: M. Martín V.