martes, 22 de marzo de 2011

Crónica del devoto Besamanos al Señor de la Caridad

Los pasados días 19 y 20 de marzo, la bendita imagen de Nuestro Padre Jesús de la Caridad estuvo expuesta en devoto Besamanos en nuestra Iglesia Parroquial.

El Altar elevado para la ocasión por la Priostía presentaba el característico aspecto sobrio y austero, exornado esta vez por claveles rojos "sangre de toro" y lilium morados. Con la primavera en ciernes, tampoco faltó el azahar a los pies del Señor, signo sevillano y a la vez universal del tiempo de Cuaresma que estamos recorriendo.

El Nazareno de la Caridad se nos mostraba con su Cruz al hombro y la túnica bordada en terciopelo morado estrenada el pasado año. El Señor estuvo siempre acompañado por un servidor revestido con librea, labor por turnos a cargo de varios miembros del Grupo Joven, el cual también aportó su colaboración en torno a la mesa petitoria.



En la tarde del domingo día 20, numerosos hermanos/as y devotos/as nos reunimos en presencia del Señor de la Caridad, para ofrecerle el acostumbrado acto de oración, dirigido por nuestra Promotora Sacramental y Fray Abilio León OM.

Son momentos de reflexión y para pedir al Señor su perdón por nuestros fallos, momentos de gratitud por lo recibido, y de ruegos por tantas intenciones que necesitan y merecen nuestras oraciones.

Muchas personas son las que acudimos al encuentro del Señor; otras se hallaban distantes geográficamente mas cerca en espíritu.

Muchos los labios que posaron la caricia de sus ósculos sobre la mano tendida, y con ellos quedaron también nuestras alegrías y tristezas, nuestras virtudes y defectos, nuestro temor y esperanza. Él lo recoge todo, mas hace desvanecer como el incienso en el aire nuestros temores y tristezas, no tiene en cuenta nuestras faltas sino nuestra Fe. Él reaviva nuestra esperanza y alegría, nos alienta a la virtud.


Una vez más, el Señor nos tiende su mano, para estrecharla a la nuestra y saber que no recorremos solos este camino de reconciliación y renovación que es la Cuaresma: Él nos guía y nos acompaña, y comparte con nosotros el peso de nuestra cruz.

Con Él, la carga se nos hace más ligera, y nuestros pasos más firmes aunque la senda pueda a veces ser pedregosa. Podrá haber otros senderos, quizás más llanos, más fáciles y por ello más tentadores... pero sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida.



Señor de la Caridad, fortalece nuestro espíritu, llénalo de tu Amor para que lo compartamos con todos nuestros semejantes, y libranos del mal. Así sea.

Para ver una extensa galería fotográfica, pulsar aquí.

Fotografías: F. Sánchez V. - M. Martín V.