martes, 7 de septiembre de 2010

Una hermandad afanada

Aunque el tiempo estival siempre conlleva un ritmo más tranquilo que otras épocas del año, a pesar del lapso sin celebrar cultos o actividades, nuestra Hermandad nunca cesa del todo, igual que las agujas de un reloj que marchan siempre hacia adelante, sin prisa, pero sin pausa.

Y es en estos días del postrero verano, cuando las tareas se duplican al igual que los esfuerzos, y podemos ver la prueba de ello en cada pieza de orfebrería que se limpia afanosamente, o en la preparación del altar de cultos o el propio paso de palio.


Fotografías: M. Martín V.