domingo, 13 de septiembre de 2009

Corona Dolorosa: Sexto Dolor

Sexto Dolor: María recibe en sus brazos al hijo difunto

Acogiendo cariñosamente en su regazo al Hijo muerto, María nos enseña, en este dolor, a expresar nuestro amor a los otros –y en particular a los más necesitados– con el tierno hálito de la ternura. A veces, el mayor don, regalado con brusquedad, produce rechazo, mientras que un pequeño detalle, realizado con ternura, conquista el corazón del otro. Se pueden hacer grandes cosas por el otro, pero si las formas con que las expresamos no denotan de alguna manera el cariño que las inspiran no serán signos creíbles. No basta con querer a la otra persona, es imprescindible que ella se sienta querida. La tierna sensibilidad que María manifiesta en su sexto dolor es una buena escuela donde aprender, no sólo a hacer el bien, sino a hacerlo bien; no sólo a amar, sino a hacer creíble ese amor en los pequeños detalles de la vida diaria.

La aceptación cariñosa de quienes conviven con nosotros y el hecho de dispensarles en todo momento un trato amable, afable y familiar puede ser, entre otras, una buena manera de hacer propia esta nueva lección de amor que nos ofrece María.