Domingo 19º del Tiempo Ordinario
(10 de agosto de 2008)
(10 de agosto de 2008)
(Mateo 14, 22-33)
En seguida, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada [a la cuarta vigilia de la noche], se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida:
- ¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!
Pedro le contestó:
- Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.
Él le dijo: - Ven.
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al ver la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
- Señor, sálvame.
En seguida, Jesús le tendió la mano, lo agarró y le dijo:
- ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él diciendo:
- Realmente eres Hijo de Dios.
Palabra del Señor.