viernes, 16 de mayo de 2008

La Santísima Trinidad

Este Domingo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, ese gran misterio para la mayoría de los cristianos, por eso esta semana os traemos esta imagen, que es el icono de la Trinidad de la Misericordia, porque nos parece que por si solo explica muy bien el verdadero significado de la Trinidad, aunque os incluyo una reflexión sobre la misma por si os sirve.

El personaje central es un ser humano. En el centro, para Dios, está la persona, débil, pequeña.... Es lo que Jesús nos ha revelado: durante toda su vida pone el centro de su vida y de su acción en los seres más pobres los más débiles, los que no cuentan para nada, los desechados. Los que sufren y los pecadores. El ser humano, cada uno personalmente, cuenta tanto a los ojos de Dios que lo coloca en el centro de sus preocupaciones. Toda la atención de Dios está centrada sobre su criatura.

El Padre en el Hijo por el Espíritu Santo se preocupan del hombre y de la mujer. ¿Quién es el Padre-Creador, quién es el Hijo Jesucristo? Su intención es idéntica. Actitudes y gestos lo demuestran: una misma atención un mismo apasionamiento los estimulan hacia el ser humano. Un mismo amor hacia la persona anima a la Santísima Trinidad.

La persona, en el centro, es la figura más oscura de todas. Color de tierra. Un ser creado por Dios, y que estaría sin vida, si ésta no se la hubiese dado el Creador.

El ser humano está en un círculo. El círculo, como símbolo de realización significa que el ser humano en su debilidad y en su miseria está llamado a la plenitud de vida y de realización.
El personaje de la izquierda se inclina para besar los pies del personaje central. Así entendió Jesús su misión. Los dos personajes, vueltos hacia el centro, se inclinan. El de la derecha de rodillas, el de la izquierda sobre sus talones. En Jesús Dios se abaja para estar cerca de la miseria del ser humano. No le mira desde arriba, se abaja. No nos sale al encuentro en nuestras perfecciones sino en nuestras miserias.

Dios se pone al servicio, se hace servidor de la persona. Es lo que Jesús ha manifestado a sus discípulos en el lavatorio de los pies. Así el gesto del personaje de la izquierda, que sostiene los pies con sus manos, llenándolos de besos. Beso, gesto de intimidad y de ternura, que invita a la persona a dejarse amar. El amor hace libre, pone al hombre y a la mujer en pie.

El personaje de la derecha, agarra a la persona del centro como para ponerla en pie. Así el buen samaritano, y así el Padre que, al regreso del hijo, lo abraza, y lo cubre de sus besos, de su perdón.

Levantar, rodear de ternura, abrazar, cogerlo en su seno con ternura, tal es el gesto de Dios con el hombre y con la mujer. Gesto de liberación que pone a la persona en pie. Gesto del Salvador Jesucristo, pues ese gesto llama al ser humano a su amor, libre, de pie.

La Paloma de Fuego. Vuela sobre el ser yacente. La relación entre la Paloma de fuego y el ser humano del centro recuerda a Pentecostés. Llenos del Espíritu Santo, los Apóstoles, antes llenos de miedo, se vuelven testigos audaces de Jesús y del amor de Dios.

En el fondo de la escultura: un gran círculo, en cuyo interior se encuentra otro pequeño. El círculo grande simboliza la tierra, la creación en su conjunto; el más pequeño: la persona, el corazón del mundo. El ser humano ha recibido por vocación cuidar de la tierra, ser su guardián.
Los tres círculos exteriores, tocan, se empotran en los círculos centrales. Pero la mayor parte de los círculos se que da fuera. Dios es mayor que la creación. ¡Es un Misterio! “El reino de Dios está en medio de vosotros”. (Lc 16, 21).
Ana Belén Boza