martes, 19 de febrero de 2008

El Camino de la Cruz

El Vía Crucis, que traducido del latín significa "Camino de la Cruz", es una de las prácticas cuaresmales más arraigadas. Su origen se remonta al antiguo Jerusalén. Ya en tiempos del emperador Constantino, era toda una tradición el que numerosos peregrinos llegados de toda la Cristiandad acudieran para vivir la Pasión y Muerte de Nuestro Señor en los propios lugares donde todo aconteció siglos atrás.

Diversos motivos como la dificultad de muchos en alcanzar Tierra Santa, o las invasiones musulmanas, hicieron que las Estaciones se establecieran en diversos santuarios en Europa, siendo primero los regidos por la orden franciscana. Posteriormente, su ámbito fue generalizándose hasta que a finales del siglo XVII, la también denominada Vía Dolorosa, se ejercía en todas las iglesias, motivo por lo cual esta tradición vino a ganar en arraigo, llegando hasta nuestros días con la misma significación y trascendencia que en la antiguedad, si bien las Estaciones de la Cruz no siempre han sido las mismas en su número o composición.

El Vía Crucis debe servirnos como camino de oración que nos adentre en la meditación de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, en su camino desde el pretorio de Pilatos hasta el Monte Calvario, por la calle de la Amargura. Recordamos que se concede indulgencia plenaria a los fieles cristianos que devotamente hacen las Estaciones de la Cruz.

Cada miércoles de Cuaresma a las siete de la tarde, se celebra en nuestra Parroquia el ejercicio del Vía Crucis.

Este próximo sábado día 23 de febrero, la Hermandad de San José Obrero, en comunión con el resto de la comunidad parroquial, recorrerá las calles de la feligresía, cual Vía Dolorosa, acompañando a la bendita imagen de Nuestro Padre Jesús de la Caridad en su camino hacia el Calvario.

Iluminemos su grave caminar con la luz de nuestra Fe, vivamos si quiera una pizca de lo que Cristo vivió, pidámosle sinceramente por las intenciones de este piadoso acto, y hagámos de nuestro barrio, al menos en un sentido espiritual, la Tierra Santa que una vez tocaran sus pies.