El próximo viernes día 7 de marzo a las nueve y cuarto de la noche, la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de la Victoria “Las Cigarreras” ofrecerá un concierto de marchas procesionales en la Iglesia Parroquial de San José Obrero y San Francisco de Paula.
Este acto se enmarca en el ciclo cuaresmal "Manolo Pardo… In Memoriam" organizado por esta formación musical por segundo año consecutivo.
En esta ocasión, nuestra Parroquia ha sido elegida para acoger uno de los tres conciertos que conforman el ciclo, junto a la Capilla de los Marineros, sede canónica de la hemandad de la Esperanza de Triana, y la Iglesia de San Antonio de Padua, donde radica la hermandad del Buen Fin. El lema de cada concierto es "Fe", "Esperanza" y "Caridad", respectivamente, incluyendo cada uno de ellos un selecto y específico repertorio.
Nuestra Hermandad les agradece la oportunidad que nos brindan para disfrutar de sus inconfundibles sones en nuestra sede canónica.
Manolo Pardo y la Banda de las Cigarreras
Natural de Zahinos (Badajoz), tiene su vinculación con la Banda de Las Cigarreras allá por el periodo comprendido entre 1979 y 1980, cuando en una de sus sesiones de “footing” por las inmediaciones del recinto de la feria, se acercó a un grupo de jóvenes -germen de lo que hoy conocemos como Las Cigarreras, los cuales intentaban tocar con más voluntad que conocimientos marchas de cornetas y tambores-, y de forma desinteresada se ofrece a echarles una mano. Pronto cambiaría sus sesiones de “footing” por largas noches de ensayo junto a ellos, poniendo las primeras bases de donde se sustenta la música que hoy día conocemos como estilo de Las Cigarreras.
Bajo su tutela, la Banda deja el estilo de la Guardia Civil y se centra definitivamente en las composiciones del llamado en Sevilla estilo de la Policía Armada, que no era otro que el creado por el genial músico linarense muy vinculado a la Semana Santa malagueña, D. Alberto Escámez López, estilo que en su día importó la banda de la Policía Armada de Sevilla y del cual Manolo Pardo era un gran conocedor.
Cuando se produce este cambio se abre un debate sobre la conveniencia de mantener en las interpretaciones de las marchas los instrumentos adoptados para realizar los bajos, llegando al acuerdo de mantener las trompetas, lo que sería a la postre uno de los primeros sellos de identidad del estilo de la Banda de Las Cigarreras.
Bajo la directriz de Manolo Pardo, en un corto periodo de tiempo, la Banda comenzó a trabajar de oído todo el repertorio clásico de las bandas de cornetas. Una vez terminado dicho repertorio, Manolo Pardo se hace con una serie de partituras del archivo de la Banda de la Policía Armada, las cuales nunca habían sido interpretadas en Sevilla, llevándolos a estrenar marchas inéditas de los compositores clásicos del estilo. Sirva como ejemplo de este último comentario la composición de Zueco Ramos “La Soledad de San Pablo”, cuya primera interpretación conocida la realiza la Banda de Las Cigarreras.
El hecho de que la Banda comenzara a trabajar composiciones inéditas, unido a la falta de conocimientos musicales de sus componentes de entonces, hizo necesario la colaboración de músicos externos que aportaran su sapiencia como complemento a los recursos con los que contaba la Banda en esos momentos. En esta faceta habría que destacar a D. Bartolomé Gómez Meliá, quien colaboró puntualmente con la Banda y junto a Manolo Pardo alentaron a los componentes para que comenzaran a adquirir las primeras nociones de solfeo, para en un futuro no muy lejano poder hacerse cargo de la dirección musical de la misma.
Hasta su prematura muerte – acaecida el Domingo de Resurrección de 1991-, estuvo muy vinculado a la Banda y siempre colaboró en los proyectos musicales de la misma. Así, generación tras generación, su nombre siempre ha estado presente en la vida de la Banda de Las Cigarreras, no solo por todo cuanto aportó como músico sino también como persona, siendo considerado su “Maestro”.